N3 - Volver

Buenos Aires 10 de octubre de 2024

Hace casi cuatro meses volví a vivir en Buenos Aires después de más de cinco años viviendo en Europa. Mi vida fue cambiando de escenografía en estos años, de Verona, Italia, a Cork, Irlanda, después a Barcelona, en Cataluña, España, y ahora otra vez Buenos Aires, Argentina. Irse no es fácil, permanecer es un desafío, volver es una incógnita. Porque nunca volvemos como nos fuimos, y ahora, aunque volví, también me fui de aquellos lugares a los que había ido para dejar este al que decidí volver. O sea, hoy soy al mismo tiempo uno que parte y uno que regresa, uno que vuelve y uno que se aleja. Y eso se siente en el cuerpo también, una mitosis, una multiplicación, una separación de células, fragmentos mios que quedaron a miles de kilómetros fundidos en un abrazo, impregnados en un beso, partículas propias que quedan flotando en un aire que ya no me pertenece, pero tampoco me es ajeno.

Cuando migramos, nuestro universo se retuerce, se estira y se expande, como en la teoría de cuerdas. Varias líneas de tiempo conviven y se solapan, como si viviéramos en un cuento de Borges. Por eso, aunque vuelvas, también te vas, por eso ya nunca vas a dejar de ser migrante, incluso en tu propio país, en tu propia ciudad, ni en tu propio espejo.